Solucionado el tema de la vivienda para marzo, tocaba ponerse de nuevo manos a la obra. Llevábamos vistos ya como 10 pisos para nuestro equipo hispano-mexicano. La moral ya flojeaba, nos habíamos llevado muchas decepciones. Pero aún quedaban algunas más.
La Schufa y el resto de papeleo
Ya habíamos visitado un montón de inmobiliarias y vendedores, y ninguno nos había comentado aún ¿tenéis la schufa?
¿Qué cojones es eso de la schufa? ¿Horchata nos pides o qué? Pues es un papel oficial que dice que no tienes deudas, y sin ese papel no vas a hacer ningún negocio en Berlín. No solo hay que ser honrado, no solo hay que parecerlo: tienes que tener un papel que lo justifique.
¿Y qué más papeleo hace falta? En Alemania, al alquilar un piso, la renta de este no puede suponer más del 33% de tus ingresos mensuales. Esto quiere decir que si, por ejemplo, alquilas un piso que cuesta 600 € al mes, tienes que ganar como mínimo 1800. ¿Cuánta gente habría viviendo en la calle si esto estuviera en España? Evidentemente nosotros no tenemos ingresos. En ese caso necesitamos un aval de nuestros padres, pero como somos extranjeros, dicho aval debe ir firmado (atención) ¡por un cónsul alemán!
Llamé a la embajada de España en Berlín a que me aclarasen esto. Como buenos funcionarios españoles, me fueron pasando de un departamento a otro, hasta que finalmente me confesó uno: “no tengo ni idea de qué me estás hablando”.
Finalmente llamé al consulado honorífico de Alemania en Zaragoza y me dijeron que sí, que no había ningún problema en firmar si iba mi padre. 20 € que me costaría, que tienen que comer.
Al final no lo hice.
El cojo-piso
Me llama Lucas, sobresaltado
Lucas: ¡Agüita David! ¡Agüita! ¡Escucha esto! ¡120 metros cuadrados, 4 habitaciones y salón amueblado, todo incluido 600 €!
Yo: ¡No puede ser! ¡Compra! ¡Llama! ¡Haz algo!!!!
Bueno ¡No empecemos a chuparnos las pollas todavía! Nos responden al email. Domingo, a las 3 de la tarde, venir a ver el piso.
Vamos Javi y yo. Lucas estaba ocupado. El piso estaba en Kreuzberg, sobre el Curry 36, algo así como el Calamar Bravo de Berlín de las salchichas. Todos conocen ese sitio. Entramos algo desconcertados, pero una pareja nos dice “el piso está en el 3º” ¿tanto se notaba que íbamos a verlo?
Subimos las escaleras. La puerta estaba abierta. Pero algo raro pasaba ¿había una fiesta? ¿Qué hacía tanta gente allí? No exagero: había más de 50 personas viendo el piso y rellenando como locos unos cuestionarios para que los dueños decidieran a quién elegir. ¡Qué locura!
El piso era una maravilla, era el piso soñado de cualquier estudiante. No me extraña que hubiese ido tanta gente. La dueña estaba de los nervios sin saber qué hacer. Rellenamos uno de los papeles y nos largamos. En menos de 10 minutos se había formado una cola de gente en la escalera desde el 3º hasta el bajo que también estaban interesados.
Lista de frustraciones que nunca podré satisfacer:
-Enrollarme con Charlize Theron
-Comprarme un Bugatti Beyron
-Vivir en ese piso
El vendemotos
Llamo a un piso a ver si nos servía. Me responde un vendedor. Le digo “Miré, que estamos buscando pisos para 3 personas, en tales barrios, no muy caros, nos da igual que sean viejos, etc…” “Tengo justo lo que necesitáis, quedamos en Funsfainsstrasse a las 4”.
Vamos para allá. Entramos en el edificio y subimos hasta un 5º sin ascensor mientras el tío va gritando que este es muy bueno para el ejercicio. Lucas va murmurando. Al llegar a la puerta, no le abre la llave (¿?). “Va, no pasa nada, igual es que ya está alquilado” (¿¿??). “Pero tengo otro al doblar la esquina”. Yo flipaba con el gacho. Vamos hacía el otro mientras el tío me va soltando la chapa de que él es un vendedor autónomo, que no hay más intermediarios y que nos iba a salir más barato y blablabla. Un pesado que era. Llegamos al otro piso, que también estaba en un 5º sin ascensor. ¡Pero esta vez era solo de dos habitaciones! ¿Es que no sabía contar este idiota o qué?
Yo: A ver, que somos 3, que necesitamos 3 habitaciones separadas. Esto no nos vale.
Vendemotos: Si bueno, pero igual podemos arreglar esto con un biombo o algo que os separe.
Lucas: Que no tío, que no nos sirve.
Vendemotos: ¿Qué pasa? ¿Te da miedo dormir con otro hombre o qué?
Menudo gilipollas. Nos suelta al final que tiene otro piso perfecto en Wedding (a tomar pol’culo). Qué está lejos, si, pero que es la polla y barato y genial y blablabla.
Al final del día fuimos allí. Y esta vez era un piso de 3 habitaciones, cierto, ¡pero para ir a la última había que pasar a lo largo de la 2º! ¿Es que este imbécil no veía Barrio Sésamo? ¡Que somos 3! Coño, del vampiro que contaba tu solo te fijaste en lo de chupar la sangre!
Los inexplicables siesos
Antes de este último piso vimos otros 2, en el barrio de Friedrichshain (perfecto para nosotros). Uno en mitad de Frankfurter Alle. Grande, muy grande, con salón y cocina separados. Era genial. Le decimos al gacho que ya, que lo queremos, que nos lo quedamos. Pero el chaval quería vendernos lo muebles de la cocina por 300€ y el parquet del suelo por otros tantos. Le dijimos que bien, que se lo compramos todo pero que nos lo quedamos, que ya no tienen que buscar más. Y entonces va el muy cabrón y nos suelta que le parece estupendo, pero que tiene que enseñarlo a más gente y que la inmobiliaria decidirá.
¡La madre que lo parió! ¿Pero qué más te dará uno que otro? Si tenemos los papeles, tenemos el dinero ¿qué más quieres? ¿Qué te la chupemos o qué?
Estábamos flipando. Fuimos a ver el segundo. También estaba muy bien, y otra vez fuimos a decirles lo mismo: que ya lo tenían alquilado, que ya estaba. ¡Y otra vez nos salieron con las mismas! ¡Que decidirá la puta inmobiliaria! ¿Qué les pasa en este país? ¿Es porque son idiotas? ¿Es porque somos extranjeros? ¿Es porque les gusta tocar los cojones?
Aún no entiendo nada. Las personas con las que hablamos no eran los dueños, sino los actuales inquilinos. Ambos eran de una inmobiliaria (ignoro si la misma, pero lo dudo) ¿Qué les importaba quienes fuéramos? Si lo único que tenían que hacer era llamar a la inmobiliaria y decirles ¡ya tenemos clientes! Pero en lugar de eso se complican la vida de esta manera.
Están locos estos germanos. Y me están amargando la existencia.
Continuará. Ojalá la próxima parte sea la última.
2 comentarios:
como sigas así con la búsqueda del piso, tendré que empezar a buscar similitudes con La Odisea de Homero.... Confiemos en que tengas suerte, que no quiero ir de visita y tener que pagarme un albergue jejejeje
Se te está poniendo dificil lo de alguilar. No entiendo por que tanta palafernaria.
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